¡¡ Corre, mi niña, corre!! Ya sabes, como te he enseñado yo. Como una gacela libre y ligera con ansias de vivir. Corre mi pequeña Irawọ, no mires nunca atrás. Los leones de la selva no perdonan y si te detienes, no te van a dejar descansar. Ves todo lo deprisa que puedas y si algún día escapas del hombre, de aquel que te quiere hacer daño, será la última vez que llegues a hacerlo. Huye porque el tiempo no perdona y siempre correrá en tu contra.
Y si te cansas, sigue corriendo ya que pueden alcanzarte y cuando lo hagan, dejes de respirar. Lucha contra los elementos de la naturaleza y de los de aquellas personas que quieran truncar nuestra historia, tu historia…
Corre, no pienses en mí, no pienses nada más que en ti misma y si la noche oscura te alcanza y te atrapa, súbete a un árbol, lo más alto que puedas para que nada ni nadie pueda verte.
Corre de aquel que lleva fuego, de las luces, esquiva los ruidos, arrástrate cual serpiente entre la maleza y ensuciate de barro, orín, sangre, inhala su carroña, asi, los animales que tienen hambre, no puedan acecharte.
Escapa del odio, de tu rabia, de tu ira y cuida tu miedo… pero corre…
» Oṣupa «
Jesús Mª Salvador ©